sábado, 25 de septiembre de 2010

Una canción

Cuando las campanas suenen,
sabré que el acto se ha consumado.
Entonces, tomaré mi vieja guitarra
y zarparé rumbo a la desdicha.

Será difícil olvidarla,
más no imposible.
Pero esos ojos, esa mirada, percibo,
me invitan a una vida que no auguro.

Lejos de un amor que creí verdadero,
y en el desvelo de una premonición,
hago un apuesta. ¡Os juro!
Yo sufriré, pero ella
volverá a oír mi canción.